• César Leon Chacón, propietario deLa Casa de los Precios Bajos agradece a Dios por permitirle
llegar a los 20 años sirviendo a su cantón
Lilliana Paacheco Monge
periodicogentehoy@yahoo.com
SANTO DOMINGO. Su humildad, carisma, buen trato a su personal y amigo de sus clientes es el éxito de este domingueño que al frente de su empresa La Casa de los Precios Bajos, César León Chacón ha logrado grandes amistades y la satisfacción de servir por 20 años a su comunidad.
Con solo hablar con él ya uno sabe que tiene al frente a aquellos señorones de los que hacen un negocio y cierran el trato con el pelo de un bigote.
Es que don César León Chacón se ha ganado el cariño de los domingueños día con día. Aquello de que por sus obras los conoceréis se aplica al 100%.
Hace 20 años dejó de ser empleado y paso a ser propietario de La Casa de los Precios Bajos.
Es consciente que Dios lo ha premiado en el crecimiento de su empresa y ahora tiene a 14 colaboradores, a quienes no ve como empleados, sino como miembros de una gran familia.
A los 20 años de su empresa y el cariño de la gente repasa que, “yo siempre le he tenido un gran cariño al pueblo y me gusta colaborar a la comunidad. Por medio del negocio se me ha facilitado ayudar y más a través de los proveedores. Por ejemplo trato de ver cómo se le puede favorecer a los grupos necesitados de la comunidad”.
Una de las ayudas más recientes se dio cuando una empresa me preguntó en qué podía aapoyar, entonces solicité seis percoladores se entregaron al Hogar de Ancianos, a la Clínica del Dolor y a otras instituciones.
Una de las preguntas que más le hacen es que por qué actúa así, que siendo el dueño no cambia su forma de ser. La respuesta es muy sencilla “es que yo fui empleado toda la vida y si Dios le da un poquito más uno tiene que compartirlo. Dios a veces lo pone a uno como un instrumento. Con el tema de los indigentes me di a la tarea de llamar al de los colchones, me hicieron un precio especial, luego al de las camillas. El puesto de uno sirve para ayudar. Ya tienen un lugar donde dormir dignamente y otros están en su etapa de recuperación”, dice este hombre con orgullo que es un “piso de tierra. Así tiene que ser uno”.
Otra bendición es que durante la pandemia no ha tenido que recortar personal ni bajar horarios de trabajo. “Hemos salido gracias a Dios. Esto es una familia”, dice en referencia a los que trabajan con él, por cierto todos domingueños.
Al hablar de su personal, el rostro de César León se llena de alegría y saisfacción al recordar sus inicios y destacar que Walter Varela Ramírez, actualmente es el empleado más antiguo con 18 años, pero antes de el estuvieron don Víctor Manuel Bolaños Ramírez y doña Betty Barquero Valerín, que desde el inicio se le unieron y apoyaron su idea.
Entre sus anécdotas cuenta “empecé en la cochera y en la acera de mi casa y cuando llovía corría a meter las cosas. En la sala era donde teníamos televisores y otros electrodomésticos. Compramos formaleta y bloques para exhibir los televisores, después fuimos creciendo hasta tener mi propio local comercial”.
Además de sacar adelante La Casa de los Precios Bajos ha trabajado con el Comité Cantonal de Deportes, las comisiones que se han formado para dar juguetes a los niños, ayudas a los enfermos, sin dejar de lado las obras de restauración de los templos de la localidad. También ha dado sus fuerzas a Cuidados Paliativos y a la junta de restauración de la escuela Félix Arcadio.
Muchas veces le han ofrecido que se meta a la política pero no le llama mucho la atención ya que lo de él es llevarse bien con todos. Analiza, ‘‘si un proyecto de ayuda es presentado por un partido es capaz que el de otro partido al final decide no apoyarlo solo porque es presentado por el de la acera del frente y lo peor es que esa colaboración podría terminar en nada”, cuenta mientras recuerda que su papá fue regidor.
Se siente feliz de que lo tomen en cuenta para beneficiar a Santo Domingo de Heredia. “Hace poco me visitó en mi casa el Padre Sergio Valverde. Son personas que hacen muy buenas obras y lo toman en cuenta. Ahora pudimos entregar unos diarios. Es bonito porque hasta los mismos políticos me preguntan qué necesidades hay. Esto le permite a uno servir”.
• Relación amigable
De cómo es la relación con los clientes cuenta que sin duda es muy diferente a lo que se acostumbra en otros lugares. “Ellos se sienten amigables y vacilan es diferente y el servicio, se trata de tener una buena relación. Hay relación de familias, de abuelo, de padre y de hijo y eso uno lo agradece. Alguno dice es que yo soy hijo de tal persona. Me han llamado César estaba viendo el partido y se me jodió el tele, me podes mandar uno y uno lo hace porque conoce a los clientes. Hay gente que viene a conversar. El trato es fundamental y los empleados son muy llevaderos. Yo los vacilo diciendo que a los morados les hago menos descuento”, relata este seguidor del Club Sport Herediano.
• Consejo sabio
Le pedimos que nos diera un mensaje y muy a su estilo nos dijo “juepucha que hay que vivir la vida teniendo a su familia en la forma correcta, trabajar honradamente, devolverle a Dios un poquito de lo que le da y ahí va uno. Con salud y los viernes un par de wiskitos y una boquita y la hicimos toda”, cuenta entre risas.
Se siente muy orgulloso de sus hijos Cesar David, Sofía y Andrea, producto de su amor con doña Maritza Sánchez Vega mi esposa, con quien lleva 35 años de feliz vida matrimonial.
Nació un 2 de agosto y por eso es del signo Leo. Dice que ya sabe por qué es tan bombeta. Pues un primero de agosto su papá Fausto León Rodríguez llevó a su mamá Yolanda Chacón Ramírez al juego de pólvora de las fiestas de Santo Domingo y ahí mismo tuvo que correr para llevarla al hospital y el día siguiente todo era felicidad con el nacimiento de Cesitar.
Le gusta caminar pero dice ser chapa para bailar, quien es el menor de tres hermanos, junto a Edgar Alonso y José Francisco.
No hay duda de que esa empuje, rectitud y determinación de salir adelante lo saco de sus padres, ambos educadores.
Un momento de mucha emoción y que lo guarda en su corazón como un bonito recuerdo fue cuando en uno de los tantos turnos y ferias con las que ha colaborado le entregaron de recuerdo una pintura. Al verla se emocionó, sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón empezó a latir más fuerte. Además del agradecimiento en una esquinita del cuadro tenía la firma de su adorado padre don Fausto León.
Este domingueño uno de los más estimados por todas la personas que lo conocen destaca en su vida su amor infinito por Luciano, Emiliano y Gabriel, sus nietos que igual le llenan de alegría su bondadoso y colaborador corazón.