viernes, noviembre 22
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Otro Día internacional del beso en plena pandemia

Gabriel Ramírez, el Correo de Andalucía

Hay dos formas de decir todo sin pronunciar una sola palabra: besar y callar.

El silencio puede ser la muestra definitiva de aquello que pensamos o sentimos. Sirve para afirmar, para negar, para asumir, para culpar, para amenazar, para despedir… El ruido que hacemos al callar solo se puede comparar al que hacemos si no estamos, si no acudimos a una cita.

El beso es la muestra universal del amor, del cariño, de la ternura, de ese recuerdo entrañable que guardamos como si fuera un tesoro (¿No han besado en alguna ocasión una antigua fotografía?). Hoy es el Día internacional del beso, de todos los que dimos, de todos los que no hemos podido dar durante más de un año, de todos los que están por llegar. Y es un día para celebrar que somos lo que somos gracias a esos gestos que convierten al ser humano en algo inmenso, inimitable y maravilloso.

No estaría mal que guardásemos silencio más veces de lo que lo hacemos. Estar días completos enfrente de otros, criticando o intentando que otras opciones se diluyan entre palabrería sin valor, es fatigoso y no lleva a ningún lugar que merezca la pena. No estaría mal que pudiéramos besarnos como hemos estado haciendo desde el principio de los tiempos. Amarnos, cuidar unos de otros y hacer que los amados y cuidados lo sepan, es lo que debería resultar imprescindible.

Celebren el día del beso. Al llegar a casa, agarre de las solapas a su pareja, acérquese despacio, mire a los ojos del otro y no se lo piense ni un instante. Besar es vivir. Si no es su pareja el que tiene enfrente, sea prudente. No quisiera yo provocar un conflicto irresoluble. Ah, y no se quede en silencio. Merece la pena que el otro sepa la razón por la que está siendo besado.

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