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El adiós de la reina

Publicación Gente: Febrero-Marzo 2014

José Luis Cojal Pacheco

Luego de una magnífica trayectoria en el voleibol de playa, Ingrid Morales se retiró de las canchas… pero su legado continúa para formar a las futuras generaciones

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Foto: Ingrid Morales y Natalia Alfaro se convirtieron en las imbatibles en voleibol de playa

De pequeña nunca imaginó todo lo que lograría con su talento, ella tenía un don especialpara acariciar la gloria en el deportey lo supo aprovechar de buena manera. La humildad siempre fue una de sus principales características, su mentalidad ganadora la convirtió en una jugadora indomable en el voleibol de playa.

Ella es Ingrid Morales Muñoz, tibaseña desde las raíces. “La reina de la playa”, a sus 38 años, anunció una de las decisiones más difíciles para un atleta: retirarse del deporte. Su sabiduría la hizo entender que era el momento para dejar las canchas y salir por la puerta del frente como símbolo del voleibol.

Ingrid vive en San Juan de Tibás y está felizmente casada con José Miguel Velluti. Su hijo Nicolás es la gran bendición. Ella se crió en Garabito de León XIII y gracias a su poderío en la arena se convirtió en orgullo del cantón y de Costa Rica.

Su legado quedó cristalizado en esta disciplina, donde abrió las puertas al desarrollo de un deporte que era casi desconocido en el país. Morales empezó como jugadora de voleibol de sala y consiguió 11 títulos nacionales.

Luego se incorporó al voleibol de playa y obtuvo 9 cetros nacionales. Su semblanza es extraordinaria

−¿Cómo analiza su trayectoria?

−Fueron épocas increíbles donde logré sobrepasar mis expectativas; nunca me pasó por la cabeza que viajaría tanto. Poder representar al país en torneos de importancia me llena de satisfacción. Es muy difícil decir en pocas palabras lo que significa el voleibol para mí. Este deporte es lo que amo.

−¿Dónde nació su incorporación al deporte?

−Fue de casualidad, cuando me pongo a pensar creo que esto ya estaba en mi camino. Todo se dio al decidir incorporarme al proceso de Juegos Nacionales en voleibol cuando estaba en el colegio.

−¿Quién fue su mentor?

−Mencionar uno solo sería ingrato porque a lo largo de mi carrera hubo muchas personas que me apoyaron y me motivaron para lograr todo lo conseguido. Mi mamá siempre me apoyó, ella desconocía este deporte pero siempre estuvo a mi lado, me dio las bases morales, el estudio; me inculcó respeto y humildad.

“También Marvin Mena, mi primer entrenador en el equipo de Juegos Nacionales de Tibás. Mi esposo José Miguel, desde que empecé a jugar voleibol ya era novia de él y ese lazo entre nosotros fue una motivación”.

Etapas buenas y malas

Durante ese proceso de crecimiento a nivel personal y profesional, Morales conoció a Natalia Alfaro cuando ambas jugaban en el equipo de Santa Bárbara. Años después las dos deciden ser jugadoras de voleibol de playa y se conectaron inmediatamente, estableciendo una química envidiable que marcó una etapa dorada en la biografía de las “reinas de la playa” durante casi diez años.

A pesar de consolidarse como la pareja más exitosa en este deporte, Morales y Alfaro tomaron caminos separados, el próximo objetivo de ellas era buscar la clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Alfaro empezó a competir junto a Karen Cope, mientras Ingrid no consiguió otra pareja tras el traspié que tuvo con las jugadoras Mariela Quesada y Paola Cruz. Esas circunstancias obligaron a Morales a dejar el voleibol.

−¿Cuáles fueron los momentos malos?

−El momento se siente malo en el instante cuando sucede, pero después uno madura profesionalmente y analiza que lo malo ayuda para crecer y ser mejor. Un ejemplo fue cuando luego de tanta preparación perdí los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Puerto Rico.

−Y los buenos momentos.

−Fueron muchos, como persona uno de mis mejores momentos fue cuando nació mi hijo, Nicolás; fue duro pero nunca dejé el deporte. Como profesional jugar en el país los Juegos Centroamericanos 2013, las medallas en los torneos internacionales fueron lo mejor.

−¿Cuál etapa la marcó profesionalmente?

−La primera vez que me dejaron fuera de una selección nacional fue un golpe muy fuerte, estaba empezando. Fue para la Copa de los Juegos Centroamericanos en Honduras, me dejaron fuera de la selección y eso me lastimó mucho. Eso me hizo madurar, no importa si esa vez no me habían llamado pero a partir de ese momento hizo que rindiera al 200 por ciento.

El legado de la reina continúa

Su retiro como jugadora fue una decisión difícil, al principio estuvo indecisa pero el no conseguir pareja para seguir en competencia y el cansancio la hizo decidir el adiós.

Pero no todo quedó en la historia pues su experiencia será compartida para formar a las futuras generaciones.

Morales seguirá ligada a su gran pasión pero desde otra perspectiva, ahora se dedica por completo a su Academia Ingridvolley, donde entrena a las promesas venideras. Además, organiza torneos avalados por la Federación Costarricense de Voleibol (Fecovol).

La leyenda de “la reina de la playa” continúa. Desde hace dos años trabaja con su academia en Goicoechea. La idea de Ingrid es poder masificar esta disciplina y brindar el espacio para todos los jóvenes que deseen incorporarse al deporte.

El sueño de esta tibaseña es ver a la selección nacional de voleibol como una de las mejores del mundo. Morales transformó ese deporte con talento y continuará luchando para que siga creciendo. Aunque la situación actual de esta disciplina pasa una crisis, ella dice que esos son los ciclos que deben superarse.

La crisis surgió luego de que una asociación de la Fecovol decidió apartarse y formar su propia federación, lo cual es prohibido por la Federación Internacional de Voleibol (FIVB). Por lo tanto, la Fecovol expulsó a esa asociación para evitar un castigo hacia Costa Rica en el sentido de no participar en torneos internacionales.

Pero Ingrid y la Fecovol luchan por convertir el voleibol en un deporte de excelencia, formando a jóvenes para que se desarrollen en un deporte que ella transformó.

Como un símbolo y ejemplo a seguir, Ingrid Morales dejó su mensaje para las futuras generaciones en el deporte nacional.

“Todos los deportes engrandecen a una persona, el deporte abre muchas puertas. Vivir, sentir esa pasión es un sentimiento único, no hay que tener miedo a practicar. Nunca digan que no pueden porque si se lucha y persevera todo es posible”.

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